Revista Científica Arbitrada de la Fundación MenteClara

Introducción

En el presente trabajo se abordarán las siguientes variables dentro del campo de la Psicología Positiva: las Fortalezas de carácter y la Personalidad, con el fin de esclarecer su significado y relevancia, dentro del campo referenciado, y de establecer relaciones entre ambas. Dicho propósito se centra en la importancia que revisten las mencionadas variables y sus conexiones, tendientes a proporcionar herramientas para contribuir al desarrollo del ser humano en particular, de la población en general y, de este modo, promover un creciente estado de salud integral.

Para ello, se ha investigado y recabado información en diferentes artículos de investigación de revistas científicas digitalizadas, que cumplimentan ciertos requisitos de clasificación válidos.

Resulta fundamental para la Psicología Positiva el estudio de las fortalezas de carácter, dado que, dentro del área de salud mental, se las considera una herramienta clave. Si se interpreta a la personalidad como la organización determinante del comportamiento de las personas (Simkin et al., 2012), se puede inferir que la investigación en torno a cómo el desarrollo de las fortalezas de carácter incide en el de la personalidad resulta de gran relevancia, como aporte fundamental a este campo.

Por lo tanto, el presente trabajo intentará dilucidar los constructos de las variables mencionadas y recopilar los resultados más relevantes de las investigaciones sobre las correspondencias y/o posibles correlaciones entre ambas.

FORTALEZAS DE CARÁCTER

El enfoque salugénico de la Psicología Positiva ha abordado el tema de las fortalezas de carácter desde una nueva perspectiva dentro del área de la salud mental. Se considera que, junto a las virtudes, las fortalezas de carácter son los ejes centrales de la teoría de esa psicología. Los autores Cortese et al. (2020) afirman que las fortalezas de carácter son mecanismos psicológicos reconocidos universalmente por medio de los cuales las virtudes se muestran.

Como herramienta utilizada para sistematizar los componentes del carácter se llevó a cabo una categorización que organiza las seis virtudes humanas: Sabiduría y conocimiento, Coraje, Humanidad, Justicia, Templanza y Trascendencia (Peterson y Seligman, 2004). Para poder alcanzarlas se ubican 24 fortalezas: Creatividad, Curiosidad, Apertura mental, Amor por el saber, Perspectiva, Valentía, Persistencia, Integridad, Vitalidad, Amor, Bondad, Inteligencia Social, Ciudadanía, Imparcialidad, Liderazgo, Clemencia y misericordia, Humildad/Modestia, Prudencia, Autorregulación, Apreciación por la belleza y excelencia, Gratitud, Esperanza, Humor, Espiritualidad (Peterson y Seligman, 2004). La finalidad de la clasificación no se centra en corregir debilidades, sino que apunta a aquellos recursos personales que permiten a las personas alcanzar una mayor calidad de vida, el bienestar y el éxito (Ruvalcana Romero et al., 2019). No se limitan solo a la consecución de un logro concreto, sino que son algo más amplio que debe ser valorado moralmente y seguir ciertos criterios de ubicuidad en todas las culturas, por derecho propio y no como medio para alcanzar otros fines (Gonzalez Llovera, 2015).

Asimismo, se debe considerar que la Psicología Positiva está conformada por tres áreas: la individual, la subjetiva y la grupal (Cortese et al., 2020). El estudio del carácter corresponde al área individual, es decir, a los rasgos que posee una persona, no en forma circunstancial, sino que deben ser moralmente reconocidos y valorados como parte de su carácter (Cortese et al., 2020). Es justamente esa área la que se refiere a las virtudes y fortalezas del carácter moral. Por su lado, el área subjetiva alude al estudio de las experiencias subjetivas valoradas positivamente y el área grupal a las instituciones conformadas por grupos humanos en relación con los aspectos positivos de sus integrantes (Cosentino, 2010). Por lo tanto, el estudio del área individual ocupará un lugar destacado que está por encima de las áreas subjetiva y grupal. Es así, puesto que el buen carácter de los individuos es el que genera experiencias positivas subjetivas y si estos individuos conforman las instituciones, también lo harán en los grupos a los que pertenezcan (Cortese et al., 2020).

PERSONALIDAD

La personalidad se define como la organización dinámica que determina el comportamiento, el pensamiento y la adaptación de los individuos al ambiente (Allport, 1937). Por lo cual, se refiere al comportamiento de los individuos, de cómo los mismos pueden adaptarse al medio o contexto, en cómo se perciben y perciben al mundo que los rodea; así como también sus formas de pensar y relacionarse con los demás (Simkin et al., 2012).

En la personalidad se pueden identificar cinco factores que la constituyen, de acuerdo al Modelo de los Cinco Factores de la personalidad: neuroticismo, extraversión, apertura a la experiencia, amabilidad y responsabilidad (Simkin et al., 2012).

A su vez, existen otras corrientes que hablan de personalidad y entienden a la misma como parte del temperamento y del carácter. El temperamento, por un lado, se interpreta como cierta condición de equilibrio desde la primera infancia, y el carácter se vincula con las conductas intencionales y llevadas adelante por el individuo, influenciadas por el contexto social y las expectativas culturales (Gonzalez Hernandez y Ató Gil, 2019).

Por otro lado, considerando que la personalidad influye en numerosas variables psicológicas tales como la ansiedad, las fobias o la depresión entre otras, su estudio ha sido uno de los más desarrollados a lo largo del tiempo (Simkin et al., 2012). Por ejemplo, se ha estudiado la relación entre depresión y personalidad a través del análisis del funcionamiento estructural de esta última, como factor que puede incidir, directa o indirectamente, en la constitución de ese tipo de trastorno (De la Parra, et al., 2018). Es así que su estudio es fundamental y se la considera un factor de vulnerabilidad en el desarrollo de la depresión, con el fin de proponer diagnósticos más compresivos y tratamientos centrados en la persona del paciente (De la Parra, et al., 2018).

FORTALEZAS DE CARÁCTER Y PERSONALIDAD

En el último tiempo ha crecido de manera considerable el interés, por parte de investigadores y estudiosos, por recuperar los conceptos de personalidad, por un lado, y de carácter, por el otro. Dentro del área de la Psicología Positiva se impulsó el estudio de las fortalezas de carácter, partiendo de una metodología científica (Castro Solano y Cosentino, 2018).

En relación a estos estudios recientes, se puede decir que el carácter se conforma por una serie de componentes que se pueden agrupar o ubicar de acuerdo a su nivel de abstracción. Así pues, por un lado, están las virtudes -que serían los componentes más abstractos- y, en orden decreciente de abstracción a las virtudes las continúan las fortalezas del carácter, entendidas como los ingredientes que definen a las virtudes (Castro Solano y Cosentino, 2018).

Siguiendo a los autores citados en el párrafo precedente, las fortalezas de carácter se pueden clasificar en 24 y se agrupan en torno a 6 virtudes. Estas son:

•Para la virtud coraje: integridad, persistencia, valentía y vitalidad.

•Para la virtud justicia: imparcialidad, compañerismo y liderazgo.

•Para la virtud humanidad: amor, bondad, inteligencia social.

•Para la virtud sabiduría / conocimiento: apertura mental, amor por el saber, creatividad, curiosidad y perspectiva.

•Para la virtud templanza: autorregulación, clemencia, humildad y prudencia.

•Para la virtud trascendencia: admiración de la belleza y la excelencia, esperanza, espiritualidad, gratitud, humor.

Teniendo en cuenta el Modelo de los Factores de Personalidad o Big Five se puede afirmar que estos factores están asociados con varias fortalezas de carácter, siendo la extraversión aquel factor que presenta la mayor cantidad de asociaciones, mientras que el factor neuroticismo sería el que menor cantidad de asociaciones presenta (Park et.al. 2004, en Castro Solano y Cosentino, 2018).

Por otra parte, Arias et al. (2020), explican que las fortalezas de carácter son rasgos importantes de la personalidad, dentro del campo de la Psicología Positiva. A su vez las consideran como: "un modelo de competencias genéricas que influyen en el desarrollo de habilidades y destrezas y guían la puesta en práctica del conocimiento adquirido" (Arias et al., 2020, p.1). Es por ello que, según estos mismos autores, la Psicología Positiva se interesa en estudiar y propone abordar los atributos del ser humano que facilitan su bienestar, investigando la forma en que el desarrollo de las fortalezas de carácter pueda incidir positivamente en el desarrollo de la personalidad.

CONCLUSIÓN

Las fortalezas de carácter son mecanismos psicológicos reconocidos universalmente por medio de los cuales se muestran las virtudes. El estudio del carácter se refiere al área individual, dentro del ámbito de la Psicología Positiva y por ello puede relacionarse con la personalidad, determinante del comportamiento de los individuos, de cómo éstos perciben el mundo y se perciben a sí mismos, sus formas de pensar y de relacionarse con los demás.

En relación con lo expuesto, se puede observar que las fortalezas de carácter influyen en las personas, sobre todo en cómo sienten y actúan, y esto afecta el modo de ver y encarar el mundo. De esta manera, contribuye también, de forma positiva, al desarrollo de la personalidad.

Es por ello que, en los últimos tiempos, tanto el estudio de las fortalezas de carácter, por un lado, y de la personalidad por otro, han crecido considerablemente dentro del ámbito de la Psicología Positiva, como así también las investigaciones respecto del cruce y relación de esas dos variables, con el objetivo de recabar información necesaria para el fortalecimiento y mayor descripción de ambas.

Podría afirmarse que se intenta proveer herramientas que sirvan al desarrollo del ser humano en particular y de la población en general, para promover un mayor estado de salud general.