La salud intercultural como complemento de la medicina occidental en México

Juana Rodríguez Pacheco1; Israel Osuna Flores2

1. Universidad Autónoma Indígena de México. E-mail: , 2. Universidad Autónoma Indígena de México. E-mail:



Resumen

El objetivo del presente trabajo es analizar los factores que han provocado la falta de complementariedad entre la medicina tradicional y la occidental, para coadyuvar a enriquecer y alentar la interacción y comprensión entre estas dos importantes áreas del conocimiento médico. Se llevó a cabo una revisión bibliográfica y documental sobre aspectos de salud intercultural en general y en particular en México. La salud intercultural es el resultado de la complementariedad del sistema de salud occidental y tradicional milenario de los pueblos y comunidades indígenas y afro mexicanas. Se requiere de una mayor interacción entre la medicina occidental e indígena y unos de los factores que frenan la complementariedad son la comunicación, reconocimiento de la diversidad lingüística y la falta de capacitación de los profesionales de salud que inciden en la atención a la salud en estas comunidades marginadas. Se tiene que seguir alentando la interacción entre estas dos importantes áreas del conocimiento médico en México.

Received: 2023 September 10; Accepted: 2023 September 12

Revista Científica Arbitrada de la Fundación MenteClara. 2023 Sep 15; 8: 344
doi: 10.32351/rca.v8.344

Copyright

© 2023 Revista Científica Arbitrada de la Fundación MenteClara - Este artículo de acceso abierto es distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0).

Keywords: Interculturalidad, salud, complementariedad, indígenas, afro mexicanos.
Keywords: Interculturality, health, complementarity, indigenous, Afro-Mexicans.

1.Introducción

La salud intercultural es la complementariedad entre dos sistemas de salud -institucional y tradicional-, cuyo objeto en común es enfrentar a la enfermedad y mejorar la salud en zonas con presencia indígena. (Aguirre-Beltrán, 1996), por otra parte la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud (OPS-OMS, 1998), toma en cuenta las interacciones equitativas, respetuosas de las diferencias políticas, sociales y culturales, etarias, lingüísticas, de género y generacionales que se producen y reproducen en diferentes contextos y diferentes culturas, pueblos y etnias para construir una sociedad más justa.

Por otra parte la interculturalidad plantea la interacción entre la medicina tradicional indígena y la occidental, a fin de que se complementen para resolver problemas de salud por medio del logro de una mayor receptividad de los pueblos originarios, a la atención brindad por las instituciones de salud y un trato más humano y eficiente de los profesionales de la salud hacia estas poblaciones, incluyendo conocimientos y prácticas indígenas de atención a la salud (Mignone et al., 2007) (OPS, 2008) (Cueva y Roca, 2011) (Almaguer-González, Vicente-Vargas y García-Ramírez, 2014) (Stivanello, 2015) (Eroza-Solana y Carrasco-Gómez, 2020).

Latinoamérica cuenta con países que tienen una importante cantidad de pueblos originarios, entre ellos México, que es uno de los de mayor importancia pluricultural e indígena; presenta una amplia diversidad poblacional con 15,7 millones de indígenas (hablantes y auto adscritos) que hablan 65 idiomas diferentes (INEGI, 2011).

La introducción de la salud intercultural en México data ya de varias décadas atrás, desde la década de los cuarenta cuando surge la antropología médica como campo disciplinar de la antropología social, donde se reconoce a la salud intercultural como un tema de dominio público. La cual busca desde entonces indagar las causas de la desigualdad en salud entre los pueblos indígenas y el resto de la población a fin de mejorar las condiciones de vida a través de la aplicación de programas socio sanitarios a bajo costo (Lerin, 2004).

La medicina ancestral es considerada parte de la cultura y los usos y costumbres de los pueblos indígenas desde épocas milenarias en todo el mundo y en México utilizada ya desde tiempos precoloniales; con la llegada de los Españoles es como empieza la introducción de lo que ahora se ha dado por llamar la medicina alópata, biomédica u occidental. El avance y aplicación de este tipo de medicina ha sido difícil por lo arraigado de los usos y costumbres de los pueblos originarios y sus creencias, aunado también a las barreras de comunicación, a la carencia de un sistema de registro de hechos vitales y sanitarios que reconozca la diversidad etnolingüística del país, falta de profesionalización por médicos especializados en temas indígenas e interculturales y por cuestiones presupuestarias. (Zolla y Zolla, 2004) (Almaguer- González, 2007) (Haro-Encinas y Martínez-Coria, 2015).

El objetivo del presente trabajo es analizar los problemas y causas que han provocado la falta de complementariedad entre estos dos tipos de medicinas -la tradicional y la occidental-, con el objeto de coadyuvar a enriquecer y alentar la interacción y comprensión entre estas dos importantes áreas del conocimiento médico.

2.Material y métodos

Para la realización de este trabajo se llevó a cabo una revisión bibliográfica y documental en donde fueron tomados en cuenta los trabajos relacionados a la salud intercultural en general y particular en México.

3.Antecedentes de la salud intercultural en México

En la Tabla 1, se describen los antecedentes históricos de la salud intercultural en México del año de 1938 al 20223.

VER Tabla 1. Datos históricos sobre la salud interculturalidad en México.

4.Aspectos legales sobre la atención a pueblos originarios en México

De La Ley General de Salud (DOF: 29/05/2023) se rescatan algunos aspectos importantes respecto a la protección a las minorías entre ellas indígenas y afro mexicanas en las que se establece:

Artículo 6 “Impulsar el bienestar y el desarrollo de las familias y comunidades indígenas que propicien el desarrollo de sus potencialidades político sociales y culturales; con su participación y tomando en cuenta sus valores y organización social” y “Promover el conocimiento y desarrollo de la medicina tradicional indígena y su práctica en condiciones adecuadas”

El Artículo 10. “La Secretaria de Salud promoverá la participación, en el sistema nacional de salud, de los prestadores de servicios de salud, de los sectores público, social y privado, de sus trabajadores y de los usuarios de los mismos, así como de las autoridades o representantes de las comunidades indígenas, en los términos de las disposiciones que al efecto se expidan”.

En el artículo 27 se contempla “La asistencia social a los grupos más vulnerables y, de éstos, de manera especial, a los pertenecientes a las comunidades indígenas”

Artículo 51 Bis 1.- “Cuando se trate de la atención a los usuarios originarios de pueblos y comunidades indígenas, estos tendrán derecho a obtener información necesaria en su lengua”.

El artículo 54 “En el caso de las poblaciones o comunidades indígenas las autoridades sanitarias brindarán la asesoría y en su caso la orientación en español y en la lengua o lenguas en uso en la región o comunidad”

En el artículo 67 “En materia de planificación familiar, las acciones de información y orientación educativa en las comunidades indígenas deberán llevarse a cabo en español y en la lengua o lenguas indígenas en uso en la región o comunidad de que se trate”

Artículo 73 Bis, “Atención prioritaria a la población en situación de vulnerabilidad como las niñas, niños, adolescentes, mujeres, personas adultas mayores, personas con discapacidad, indígenas, afromexicanas, personas en situación de calle y pobreza, migrantes, víctimas de violencia y personas discriminadas por su orientación sexual o su identidad de género”.

Artículo 93. “Secretaría de Salud, promoverá el establecimiento de un sistema de enseñanza continua en materia de salud. De la misma manera reconocerá, respetará y promoverá el desarrollo de la medicina tradicional indígena. Los programas de prestación de la salud, de atención primaria que se desarrollan en comunidades indígenas, deberán adaptarse a su estructura social y administrativa, así como su concepción de la salud y de la relación del paciente con el médico, respetando siempre sus derechos humanos”.

Artículo 185 Bis 2.- “La educación que promueva el conocimiento sobre los efectos del uso nocivo del alcohol en la salud y en las relaciones sociales, dirigida a la población en general, especialmente a la familia, niñas, niños, adolescentes, jóvenes, mujeres embarazadas, comunidades indígenas y otros grupos vulnerables”.

Octavo Transitorio. “La cobertura de los servicios de protección social en salud iniciará dando preferencia a la población de los dos primeros deciles de ingreso en las áreas de mayor marginación, zonas rurales e indígenas, de conformidad con los padrones que para el efecto maneje el Gobierno Federal”

Por otra parte en julio de 2023 el Senado de la República aprobó reformas y adiciones a la Ley General de Salud, en reconocimiento a los pueblos y comunidades indígenas y afro mexicanas, para garantizar los derechos en materia de salud para estas minorías vulnerables, con la finalidad de que puedan tener las mismas oportunidades para desarrollarse como individuos productivos dentro de la sociedad.

5.La interculturalidad y la salud en los pueblos originarios en México

La interculturalidad de la salud en México inicia básicamente en 1940 (Aguirre-Beltrán, 1980). Esto fue con la finalidad de incluir en los sistemas de salud un sector de la población vulnerable como son los pueblos originarios indígenas y afro mexicanos que por su lejanía geográfica con los centros de atención de salud tanto y por sus usos y costumbres con su medicina tradicional, temas relacionados con la comunicación lingüística y por la falta de profesionalización en el tema de atención a indígenas y en aspectos interculturales alejaban a esta población de los avances científicos occidentales en materia de medicina en atención a esta población marginal ya sea en caso de urgencia o en atención primaria.

En México, el enfoque intercultural en salud ha sido propiciado y atendido por las agencias gubernamentales de salud, específicamente por la Secretaría de Salud y el ex Instituto Nacional Indigenista, a través de programas de capacitación a parteras, médicos tradicionales, acciones de salud materno-infantil y las ONG (Lerín- Piñón 2004).

Según lo señala Lerín-piñon (2004) La salud intercultural puede ser interpretada de varias maneras, como herramienta útil en los procesos de cambio, como campo para dirimir conflictos y es un reconocimiento de dominio de la cultura médica dominante ante los saberes ancestrales subordinados. Esta interculturalidad es entendida como un proceso, donde están involucrados las interrelaciones equitativas y respetuosas de las distintas economías y diferencias sociales; entre ellas las culturales, en la cual la salud y la enfermedad, la muerte y el accidente ocupan un lugar preponderante.

La interculturalidad no es tan solo ver la atención de salud a los indígenas o afrodescendientes como tal, sino que también dentro de las comunidades denominadas indígenas en México existen personas mestizas, las cuales aparte de hacer uso de la medicina tradicional acuden a los centros de salud o atención medica de tipo occidental y por lo tanto confluyen pues las prácticas culturales ancestrales de salud de los pueblos originarios y las prácticas culturales de la medicina occidental. Por lo tanto se requiere un equilibrio y entendimiento tanto de los grupos sociales que la conforman como los grupos dedicados la salud, que tienen usos y costumbres diferentes y hablan diferentes lenguas.

La interculturalidad es el entendimiento mutuo entre varias culturas como lo señala Lerín- Piñón (2004) cunado señala que “tratar con el concepto de interculturalidad implica partir de una definición sintética, que refiere al contacto, articulación, conflicto, resistencia y tensión que se generan entre dos culturas que se reconocen”.

La interculturalidad debe ser entendida en tres dimensiones según (Sáenz, 1999).

a) Interculturalidad como movilización. Como un Proceso de acercamiento del equipo de salud que convoca a las comunidades y moviliza recursos en la para dar satisfacción a ciertas necesidades de salud

b) Interculturalidad como gestión. Integrantes de la comunidad se presentan como facilitadores interculturales para ejecutar acciones en salud.

c) Interculturalidad como reciprocidad. Comunidad y el equipo de salud se integran en la búsqueda de una respuesta común.

Por otra parte la interculturalidad en los programas de salud en México y respecto a la definición de la Secretaría de Salud, se define como una relación entre varias culturas diferentes que se lleva a cabo con respeto y horizontalidad; es decir se presenta una relación intercultural equitativa que empodere a las poblaciones vulnerables como a la indígena y afro mexicana, respecto a sus derechos humanos en salud, generando la elevación de su autoestima, dignidad y reconocimiento social. (Secretaria de Salud, 2003) (Paulo-Maya y Cruz Sánchez, 2018).

La política de interculturalidad en salud en México ha sido implementada de manera paulatina por la Dirección de Medicina Tradicional y Desarrollo Intercultural de la Dirección General de Planeación y Desarrollo en Salud de la Secretaría de Salud Federal (Paulo-Maya y Cruz Sánchez, 2018).

La política intercultural tienen como meta de un México incluyente y como objetivo asegurar el acceso a los servicios de salud; la cual propone se fomente el bienestar de los pueblos y comunidades indígenas y afro mexicanas (Paulo-Maya y Cruz-Sánchez, 2018).

Según la Secretaría de Salud (2014) y Paulo-Maya y Cruz Sánchez (2018), los objetivos de la incorporación del enfoque intercultural en los programas de salud son:

a) Transferir a la comunidad información, conocimientos, recursos, organización e iniciativas, para que sean aprovechadas en beneficio propio, de acuerdo a su problemática.

b) Promover la satisfacción de las necesidades de la población usuaria.

c) Facilitar que la población participe en la planeación y evaluación de los servicios y programas.

d) Potenciar objetivos comunes y generar acciones conjuntas.

e) Favorecer la igualdad de oportunidades de acceso a los servicios de salud.

f) Fortalecer la oferta de los servicios.

g) Mejorar el impacto clínico y educativo de las acciones.

h) Aumentar la seguridad de las acciones terapéuticas

Los principales factores importantes que enfrenta la salud intercultural en México es el acceso restringido a la información epidemiológica y la aplicación de programas en las regiones de hablantes de lenguas indígenas; esto impide evaluar si los objetivos planteados se han alcanzado o muestran limitantes (Paulo-Maya y Cruz Sánchez, 2018).

La sa¬lud intercultural es la capacidad de entender, respetar y tomar decisiones en un contex¬to particular, ya sea individual o colectivo, de conocimientos, creencias y prácticas cul¬turales diferentes respecto a la salud y la en¬fermedad (Murillo, 2015; Chávez-Victorino y Carpio-Ramírez, 2018).

6. La complementariedad entre la medicina tradicional y la occidental

La medicina tradicional ha existido desde tiempos milenarios y es practicada en las comunidades indígenas antes y después de la conquista de los españoles a México. Recientemente el derecho a la salud se traduce en las comunidades indígenas como el derecho a una relación armónica con la naturaleza, con los demás y con uno mismo; que tengan su propio entendimiento y control sobre su vida (Instituto In¬teramericano de Derechos Humanos, 2006). La Declaración so¬bre los Derechos de los Pueblos Indígenas estipula que los pueblos indígenas tienen derecho a mantener niveles altos posibles de salud, a ejercer su medicina y a sostener sus prácticas sanitarias (Or¬ganización Panamericana de la Salud, 2008).

El convenio número 169 sobre Pueblos In¬dígenas y Tribales de Países Independientes de la Organización Internacional del Tra¬bajo, establecen las obligaciones de los gobiernos sobre la seguridad social y salud, lo que contempla la disponibilidad de los servicios de salud y la implementación para todos los pueblos indígenas (Comisión Nacional de los Dere¬chos Humanos, 2015).

En México, en el ar¬tículo 2 de la Constitución Política de los Esta-dos Unidos Mexicanos (Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión, 2016) “el Esta¬do mexicano tiene la obligación de proveer y dar cobertura en salud a toda la población del país, incluyendo la población indígena”. Esto implica instaurar instituciones en las poblaciones indígenas y brindar el servicio de salud, pero respetando los usos y costum¬bres bajo los principios de interculturalidad y de los derechos humanos (OMS, 2007) (Pérez, 2015) (Chávez-Victorino y Carpio-Ramírez, 2018).

La Organización Panamericana de la Salud (OMS, 2007) menciona “que no hay ningún grupo social que no haya desarrollado un sis¬tema de medicina, ya que la medicina es parte de la cultura”. En el caso de Latinoamérica, por ejemplo, hay diversas poblaciones indígenas que tienen modelos distintos, con una mane¬ra específica de conceptualizar los problemas de salud-enfermedad (Chávez-Victorino y Carpio-Ramírez, 2018).

Por otra parte, a partir de la conquista empieza la introducción de la medicina occidental y que después la han adoptado el diferente periodo de gobierno en México para toda la población mexicana entre ellos entre los que habitan las comunidades indígenas y afrodescendientes. Esto trajo como consecuencia un inevitable choque de dos culturas en el ámbito de la salud y que predominantemente se ha querido ejercer la medicina occidental sobre la tradicional en todos los programas de gobierno y no es hasta los años 40 del siclo XX que empieza a tomar terreno lo que ahora se ha dado por llamar la salud intercultural; la cual busca la horizontalidad y el equilibrio a veces sin lógralo al cien por ciento entre las prácticas tradicionales y occidentales en la salud.

El Mode¬lo Médico Indígena (MMI) se conjunta dos tipos de pensamientos, el empírico-racio¬nal-lógico y el simbólico-mitológico-mági¬co, sin existir contradicción entre ellos. El conocimiento acumulado a través de los años ha permitido una sistematización y complejidad, incluyendo saberes en botánica, zoología, ecología y tecnología. (Fagetti. 2016) (Chávez-Victorino y Carpio-Ramírez, 2018).

El Modelo Medico indígena es un sistema que existe porque la población confía en él, lo solicita y lo practica. “Las en¬fermedades de este modelo son percibidas y vividas por varios millones de mexicanos y latinoamericanos, que habitan en diversas zonas, incluyendo el campo, la ciudad y las zonas conurbadas”. (Zolla et al., 2016) (Chávez-Victorino y Carpio-Ramírez, 2018).

Chávez-Victorino y Carpio-Ramírez (2018) establecen que:

“Hay un grupo social con un modo de vida específico (cultura) que tiene instituciones (lugares en las que se practica la medicina) con personas que conforman el equipo de salud (curanderos, chamanes, mé¬dicos tradicionales, entre otros), las cuales es¬tablecen criterios específicos (tratamientos) ante condiciones particulares (diagnósticos), con cursos estimados (pronósticos) y técni¬cas de evaluación para observar la distancia entre el comportamiento esperado y el com-portamiento real de los pacientes respecto de las prescripciones establecidas”

Las relaciones entre diagnós¬tico-tratamiento-pronóstico-seguimiento se derivan de clasificaciones nosológicas, etio¬lógicas y semiológicas particulares, y son considerados verdaderas y válidas por las personas que viven en las sociedades en las que se practican estos sistemas. (Chávez-Victorino y Carpio-Ramírez 2018).

Los médicos occidentales los diagnostican con enfermedades desconocidas, les prescri¬ben tratamientos no existentes en su modelo médico y les exigen que adecuen su compor¬tamiento a tales prescripciones. Sin embar¬go, el hecho de que el paciente pertenezca a una cultura distinta a aquella de la que se deriva la medicina occidental le impide entrar en contacto funcional (Ribes y López, 1985) (Chávez-Victorino y Carpio-Ramírez, 2018), con las especi-ficaciones que los médicos occidentales establecen; resulta en incum¬plimiento de asistencia a las citas, abandono de los tratamientos, falta de adhesión tera¬péutica y resistencia al uso de clínicas y hos¬pitales (Secretaría de Salud, 2007) (Chávez-Victorino y Carpio-Ramírez, 2018). La instauración de instituciones de salud en las poblaciones indígenas no es suficiente. En aquellos casos en que se logra brindar el servicio de salud desde las instituciones ins-tauradas por el Estado en las comunidades indígenas hay dificultades para que esta sea efectiva (Singer, 2014) (Chávez-Victorino y Carpio-Ramírez, 2018).

Existen modos de vida diferentes entre población no indíge¬na y población indígena, los cuales implican modelos médicos distintos. Las problemáti¬cas no se deben, únicamente, a las diferencias lingüísticas (Pérez, 2015) (Chávez-Victorino y Carpio-Ramírez, 2018). Esta problemática se relaciona con la cultura en general y no solo con el idioma, el cual es una expresión del modo de vivir, pero no se ago¬ta en este. (Chávez-Victorino y Carpio-Ramírez, 2018).

La problemática en el ámbito de la salud es consecuencia que los encargados de es¬tablecer las políticas en salud y de decidir el modelo médico que estará instaurado en las instituciones de salud no consideran a la po¬blación indígena, lo cual no permite que exis¬ta justicia (Venkatapuram y Marmot, 2009) (Chávez-Victorino y Carpio-Ramírez, 2018).

Lo an¬terior es resultado de una tradición moderna que otorga a la ciencia y a sus productos pro¬fesionales el poder absoluto de todas las va¬riables y modos de vida presentes en nuestra realidad (Enria y Staffolani, 2010). Además, son muestra de las prácticas integracionis-tas del país, mediante las cuales se busca que todos los grupos sociales adopten cos¬tumbres de la vida occidental, con la ciencia como modo de conocimiento y la tecnología como muestra de progreso (Castillo-Ramírez, 2015) (Chávez-Victorino y Carpio-Ramírez, 2018).

En la actualidad se plan¬tea sustituir el Integracionismo Indígena por un Indigenismo Participativo, parece que el cambio se presenta solamente a nivel dis¬cursivo, ya que en la práctica sigue habien¬do una falta de reconocimiento de sus modos de vida y una exclusión de su participación en la creación y desarrollo de los programas gubernamentales que serán aplicados a ellos mismos (Campos, Peña y Paulo, 2017) (Chávez-Victorino y Carpio-Ramírez, 2018).

La interculturalidad conlleva impulsar relaciones, negociaciones e intercambios culturales referentes a conocimientos, prácticas, lógicas, racionalidades y principios de vida, con la finalidad de obtener un logro de mutua comprensión y convivencia armónica y equitativa (Almaguer-González, Vicente-Vargas y García-Ramírez, 2014) (Guzmán-Rosas, 2016) (Bacigalupo, 2018) (Eroza-Solana y Carrasco-Gómez, 2020).

Desde el funcionalismo respecto a la salud Walsh, 2012, la interculturalidad da a conocer la interacción entre la medicina tradicional indígena y la occidental, de manera que se complementen para la resolución de problemáticas de salud por medio del logro de una mayor receptividad, por parte de los pueblos indígenas, a la atención proporcionada por las instituciones sanitarias.

Por otra parte que mediante el logro de un trato más humano y eficiente de los profesionales de la salud hacia miembros de estas poblaciones, sin excluir conocimientos y prácticas indígenas de atención a la salud (Lerín, 2004) (Mignone et al., 2007) (OPS, 2008) (Campos-Navarro, 2007) (Cueva-Maza y Roca-González, 2011) (Dirección General de Planeación y Desarrollo en Salud, 2013) (Almaguer, Vargas y García, 2014) (Stivanello, 2015) (Eroza-Solana y Carrasco-Gómez, 2020).

Respecto a la comunicación intercultural en salud lo constituye la imagen y funcionalidad del cuerpo como signo de bienestar o malestar. Una idea que persiste en poblaciones indígenas es la de considerar un cuerpo robusto u obeso como signo de salud y bienestar, de manera que refleja, además de salud fisiológica, un buen estatus socioeconómico que permite al propio cuerpo estar bien alimentado y fuerte (Eroza-Solana y Carrasco-Gómez, 2020).

Otro elemento en tomar en cuenta en la mediación intercultural es el hecho de que en estos contextos la gente suele referirse a ciertas partes del cuerpo, como el corazón y la cabeza, sin que signifique estar hablando de lo que desde nuestra perspectiva se entiende por tales términos. Cuando se habla de la cabeza es posible que una persona esté aludiendo a sensaciones que experimenta también en el cuello y los hombros. En lo que concierne al corazón, más que al órgano en concreto, en ciertos ámbitos culturales las personas se están refiriendo a toda el área que va del abdomen hasta el pecho. (Eroza-Solana y Carrasco-Gómez, 2020).

Se trata también en ocasiones de conceptos que no solo se refieren a aspectos orgánicos, sino a conexiones con el ámbito de lo espiritual tanto desde una perspectiva religiosa, como de lo que desde un ethos colectivo define la integridad de la persona en términos de estatus social (Eroza-Solana y Carrasco-Gómez, 2020).

De manera similar se puede hablar de las calidades fría y caliente con las que, desde la óptica de las personas, se hace referencia a estados saludables o mórbidos. Se considera que debe existir un balance entre ambas calidades en el cuerpo como condición para estar sano. Existen factores ambientales, alimentarios, cosmológicos y morales (Eroza-Solana y Carrasco-Gómez, 2020).

De tal manera que cuando la gente señala alguna de estas dos condiciones no necesariamente está aludiendo al frío o al calor en términos estrictos de temperatura, sino a la fuente de los malestares que se experimentan (Eroza-Solana y Carrasco-Gómez, 2020).

A continuación Eroza-Solana y Carrasco-Gómez (2020), nos hacen un interesante relato respecto a las ideas relativas a las causas de los padecimientos.

“Al preguntar, por ejemplo, a personas con diabetes cómo inició su padecimiento, hay quienes sitúan el evento a partir de que comenzaron a experimentar síntomas como sed extrema y necesidad de orinar con frecuencia, evento al que a menudo atribuyen el hecho de haber previamente experimentado una impresión emocional. Sin embargo, hay individuos que relatan eventos aún más distantes en el pasado, cuando tuvieron alguna impresión emocional, algún disgusto, un susto o bien una tristeza recurrente, ello a consecuencia de situaciones interpersonales difíciles, en ocasiones perdurables”.

“A los medicamentos de patente, por ejemplo, se les asignaron calidades frías o calientes de acuerdo con sus características y efectos, y a las inyecciones se les atribuyó la capacidad de contrarrestar los efectos de la brujería”. El suministro de vitaminas, máxime inyectadas, inició como una práctica común con el objetivo de proporcionar o restituir la fortaleza al cuerpo, idea manifiesta en conformidad con la ya mencionada concepción de que la capacidad de mantenerse activo es reflejo de buena salud (Holland, 1963) (Harman, 1969), idea que persiste.

Según Eroza-Solana y Carrasco-Gómez, 2020):

“Hoy día, no obstante, en la interculturalidad en salud conviven otros muchos referentes y actores muy heterogéneos que configuran la red de opciones de atención entre los que se encuentran: espiritistas, ministros religiosos de diversas Iglesias, empleados de farmacias, empresas productoras y distribuidoras de suplementos alimenticios, médicos privados con diferentes especialidades, organizaciones civiles, médicos alternativos, instituciones públicas, así como personas que conforman las redes sociales de los individuos en búsqueda de salud y que constituyen una fuente de consejería médica, en lo que concierne al uso de herbolaria, de medicamentos, a la conveniencia de recurrir a determinados actores relacionados con la atención a la salud, etcétera”,

Los anteriores factores mencionados deben ser considerados en un entorno intercultural y debe haber un entendimiento mutuo entre las culturas implicadas básicamente entre la cultura de la medicina tradicional y la occidental, donde uno de los factores más importantes es la comunicación y la capacitación por parte del personal de salud médico y de los gobiernos y lo que es importante también la regulación de las leyes y el apoyo económico hacia estas con unidades vulnerables indígenas y afro mexicanas.

7.Conclusiones

La salud intercultural es el resultado de la complementariedad del sistema de salud occidental y tradicional milenario de los pueblos y comunidades indígenas y afro mexicanas. Cuyo objetivo es que sea de más igualdad y respeto entre las culturas de las que está compuesta, para la construcción de una sociedad con mayor justicia.

Se requiere de una mayor interacción entre la medicina occidental e indígena para seguir construyendo un camino de complementariedad y una consideración más humana y eficaz entre los profesionales de salud y los conocimientos y prácticas indígenas ancestrales.

A pesar de que la entrada de la interculturalidad data de varias décadas al surgir en México la antropología médica, aún hace falta acrecentar y poner en práctica lo que está estipulado en las leyes mexicanas respecto a una mayor y mejor atención a las clases más vulnerables tanto indígenas como afro mexicanas y además mayor presupuesto público.

Recientemente unos de los factores que detienen la complementariedad entre la salud occidental y la tradicional son la comunicación de la diversidad lingüística y el reconocimiento y la falta de capacitación de los profesionales de salud que inciden en la atención a la salud en estas comunidades marginadas.

Se tiene que seguir coadyuvando la complementariedad y alentando la interacción entre estas dos importantes áreas del conocimiento médico en México con respecto a los temas de salud intercultural.


Sobre los autores:

Juana Rodríguez Pacheco es Ing. en sistemas de Calidad y Estuadiante de Posgrado en Matesría en Estudios Sociales de la Universidad Autónoma Indígena de México. ORCID: https://orcid.org/0009-0001-5113-117X

Israel Osuna Flores es Lic. en Biología Pesquera. Facultad de Ciencias del Mar-Universidad Autónoma de Sinaloa. Maestría en Ciencias Marinas. Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas-Instituto Politécnico Nacional. Doctorado en Biología. Universidad de Barcelona, España. Experiencia Laboral en diferentes Instituciones de Investigación y Universidades como son Instituto Tecnológico de Los Mochis, Universidad de Occidente, Universidad del Mar, Universidad de Guadalajara, Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo Unidad Delicias), Chihuahua (Centro CONACYT), Analista Administrativo “B” en Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (CONAPESCA) y Universidad Autónoma Indígena de México. ORCID: https://orcid.org/0000-0001-6279-836X


Conflicto de intereses

Ninguno que declarar.

Referencias
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